La Vieja Caldera, bar-restaurante capitaneado por José Luis Acín y con Jaiver Nicolao en los fogones, relata cómo han sido los meses posteriores a su victoria en el Concurso de Tapas de Zaragoza.
Hace unos meses conocíamos la historia de La Vieja Caldera, un modesto bar-restaurante de Santa Isabel que se apuntó al Concurso de Tapas de Zaragoza para mostrar de lo que eran capaces, pero sin pensar que fueran a irse a casa con el trofeo en la mano. Sin embargo, ocurrió.
Javier Nicolao, cocinero del estable-cimiento, y José Luis Acín, a las riendas del negocio, protagonizaron uno de los momentos más emotivos de la gala y, desde entonces, no han parado de trabajar. “El Concurso de Tapas de Zaragoza te abre puertas a otros concursos, como el Concurso Nacional de Valladolid en el que participaremos este año. Hemos estado también en otro concurso a nivel nacional, en Madrid Fusión. El Concurso de Tapas de Zaragoza nos ha situado en el mapa, con un puesto destacado y de referencia”, explica Nicolao.
Gracias a su participación en el certamen, la curiosidad del público por este estable-cimiento no ha dejado de crecer. A pesar de situarse en un barrio periférico de la ciudad, la gente acude a probar la tapa vencedora. “Si te digo que hemos vendido 4.000 o 5.000 tapas a lo mejor me quedo corto. Viene gente de otras zonas de la ciudad e incluso de fuera de Zaragoza por la repercusión que ha tenido la victoria en el Concurso de Tapas”, comenta ilusionado el cocinero.
La victoria les ha permitido atraer a mucha más clientela, pero el equipo de La Vieja Caldera no ha parado de innovar y de investigar con el producto para buscar “nuevas formas de sorprender” a los comensales. “Ganar el concurso supone un empujón, pero también te obliga a subir el nivel de exigencia”, recalca Javier Nicolao, quien califica la participación en el Concurso de Tapas de Zaragoza como muy positiva y la recomienda a los estable-cimientos por “la visibilidad y proyección que supone, además de una enorme satisfacción personal”.